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Leyendo Ando

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«Giselle ve libélulas todo el tiempo. Las ve en su cocina, en su cuarto, en su patio. La primera la vio entre sus sueños. Fue entonces cuando entendió que aquel bichito, que se le aparecía en la oscuridad de la noche, era un regalo de él, una forma de comunicarse. Martín, que era biólogo, amaba las libélulas. Ella lo supo mucho después de su muerte.
Esta historia, impulsada por el dolor de la pérdida, nace en Twitter, aquella red que alguna vez supo encontrarlos. Y lo que parecía un triste final acabó siendo el comienzo de todo cuando su amor, exclusivo de ellos dos, comenzó a ser un amor expansivo, compartido, y que aún hoy se multiplica, generando, como bien ella dice, un bello "efecto colateral".»
Sos la vida de mi amor es un libro distinto, con retazos de tiempo en forma de fotos, canciones y una ventana atemporal por la que es posible ver ese fragmento de la historia donde no importa si hay vida después de la muerte si te te tomás el trabajo de que haya algo aún más importante.


Deben estar preguntándose qué hago yo reseñando un libro que está catalogado como "Autoayuda y Desarrollo personal" pero les juro que es una historia de amor.
No es una novela, no. No es ficción. 
Sin embargo esta historia tiene dos protagonistas que abrieron su vida a un amor que hace bien conocer.
Y para mi reseñar este libro es especial, porque un día me topé en Twitter con la noticia de que Martín había muerto. Yo no lo seguía. Fue un ReTweet que alguien hizo de Giselle lo que llamó mi atención.




Era un 26 de enero del 2017. Exactamente un año atrás yo estaba en el velatorio de mi papá. Tal vez fue eso. La empatía ante un dolor que queda muy registrado en nuestra piel. O tal vez fue curiosidad. La cuestión es que empecé a leer todos sus tweets. Y los de Martín también. 
¡No podía creer tanta pérdida! Dolía hasta en los puntos y las comas. 
A los pocos meses Giselle vio un retweet mío de ese día donde se me rompió el corazón. Ella reparó en la fecha y  me escribió: "Querés más caprichos del destino? Es la misma fecha pero con un año de diferencia."


Las dos habíamos llorado en Twitter las pérdidas inesperadas que te marcan para siempre. Las dos comenzamos a ser testigos de cómo cada una iba saliendo a flote con el correr de los meses. 
Giselle buscaba tweets de Martín y los retuiteaba trayendo al presente un pasado que parecía haber estado dándonos pistas durante mucho tiempo. 
Y todo eso es lo que van a encontrar en "Sos la vida de mi amor".
En pocas páginas y con un diseño original, Giselle nos presenta un rompecabezas donde cada pieza es una pista que nos lleva a comprender que hay personas que se encuentran para darle vida al amor. 

El título del libro es un Tweet de Martín que cuando lo leí me quedé pensando un rato. Muchas veces nos llenamos la boca con la frase "Sos el amor de mi vida" hasta que viene un tipo, se muere y te deja en su timeline una lección contundente. 
¡Había que cambiar las palabras! Y qué clarito se hizo todo.
Encontrarán muchos tweets mágicos de Martín en este libro y entenderán como cada uno de ellos fueron acompañando a Giselle en su proceso de sanación. 
Dream On, le decían, y ella siguió. Pero en forma de tweet o de libélula fue su amor quien la fue guiando en ese camino que ni de casualidad imaginaba emprender. 

¿Es acaso este libro un tutorial para viudas? Ni por asomo. 
¿Te va a dar tips para hacer un duelo? En absoluto.
Este libro es el duelo de Giselle. Es la reconstrucción de una historia de amor que no tuvo su final feliz pero que dejó tanto como para ser contada y querer ser leída.
Las lecciones están. Estuvieron siempre. 
Pero vaya a saber porqué se nos olvidan fácilmente. Yo las invito a que conozcan esta historia. Que disfruten de todas esas pistas que con humor ácido Martín fue sembrando. 
Enamorensé de esa pareja que empezó con la peor cita del mundo y el destino los obligó a volverse a mirar.


En resumen, 

Lo más hermoso del libro es que el discurso no tiene un tono dramático ni da golpes bajos. Es como si una amiga te contara su historia de amor. El final lo sabemos todos pero es en el durante donde ocurrió la magia. Allí es donde se encuentra el analgésico para el dolor y donde la vida se hace presente. 
Se los recomiendo con el alma. En una tarde van a abrazar cada página y sentirán el amor con el que este libro se armo. Dream On! 







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¿Qué sucede cuando descubres que el final de tu cuento no es como soñabas?
Érase una vez una mujer que lo tenía todo y un chico que no tenía nada.
Érase una vez una historia de amor entre el éxito y la duda.
Érase una vez un cuento perfecto.
Elísabet Benavent, explora en esta historia sobre el significado del éxito en la vida y reflexiona con ironía y humor acerca de las imposiciones sociales, la presión del grupo y la autoexigencia que, aunque cueste creerlo, no es sinónimo de felicidad.

Mis sensaciones


A través de mis historias de IG, muchas veces pueden ver que estoy leyendo algo y nunca llegan a ver la reseña plasmada en el blog. A veces es porque son reseñas pagas que el autor decide no hacerlas publicas y otras porque el libro fue tan aburrido que ni vale la pena mencionarlo. Sucede...
Lo que ocurrió esta semana me parece interesante. Una de mis autoras preferidas, publicó un libro que me costó mucho leer. Me vieron dar vueltas y distraerme o quejarme de no poder encontrar ese pulso que siempre me sacude con un libro suyo.
Entonces les dije: lo bueno es que cuando en mi reseña yo les diga que la amo por sobre todas las autoras del mundo mundial, también sabrán que lo digo  a pesar de que "Un cuento perfecto" me dio mucha pereza.
El final sigue siendo el mismo, es la autora más talentosa e inteligente que conozco. La historia es otra cosa.

El discurso

Nacemos para contar y escuchar historias y el discurso es el modo que elegimos para que el cuento tenga el efecto que queríamos. Para mi es lo más importante de un libro, más allá de los recursos estilísticos, la calidad de la prosa o la excelencia del vocabulario. Lo que me importa es cómo te cuento el cuentito.
En esta oportunidad la autora divide la historia en un principio muy largo, un nudo sin envión y con mucha repetición para rematar con un final al que me pareció le faltó emoción.
Les diré que es muy difícil hablar de esta historia y su final ya que Elísabet Benavent, en una nota al lector, pide que no lo comentemos. Trataré de cumplir con su pedido y les sugiero que hagan lo mismo, aunque es de lo que todos queremos hablar.
Permitamoslé este experimento de dejar que cada una de sus lectoras se sorprendan y en lo personal, ruego que nunca más vuelva a hacernos una propuesta como esta.

Creo que la historia que se quería contar es buena pero tal vez se planteó de un modo que a mi me complicó. Por momentos sentí que a la propia Benavent se le había puesto difícil la tarea y a mi me costó empatizar con el conflicto propuesto.
Sentí que todo estaba agarrado con alfileres. Una novia fugitiva que deja en al altar a su novio perfecto. Inmediatamente quiere recuperarlo y mientras yo no terminaba de entender la fuga ya aparecía un plan de reconquista que me resultó muy traído de los pelos.
La autora nos deja claro que Margot también está confundida y el objetivo es que en este cuento ella encuentre sus respuestas.
El problema es que yo no tenía muy claro para donde pujar. Mucho menos cuando aparece en escena David, un personaje adorable pero que de tan frustrado daba pena.
Él también quiere volver con su ex novia y cuando el destino lo pone enfrente de Margot, deciden acompañarse en la tarea de  recuperar a sus antiguas parejas.

Hasta ahí todo me resultó una inocente comedia romántica a la que podría haberle puesto más onda si no fuera porque de Benavent espero siempre algo que me traspase el alma.
Sin embargo la autora me subió a un avión rumbo a Grecia para ser testigo de la tensión sexual más larga del mundo mundial, la frustración más confusa y el enamoramiento más evidente. Y mientras todo eso sucedía entre Margot y David, los ex novios aparecían sin sentido ni emoción.

Todo me resultó un incordio que pasaba de infantil a pesado hasta que de vez en cuando aparecían esas emociones inteligentes que Benavent sabe explicar. Esas respuestas a preguntas que mil veces nos hemos hecho y ella con una claridad superlativa nos las arroja en el medio de un párrafo que nos deja rebotando entre la emoción y la reflexión.

El tema

Lo que esta novela nos invita a mirar me resultó hermoso. De hecho hace mucho que Benavent nos viene planteando que las historias de amor no son como los cuentos de princesas y es por eso que me gusta tanto leerla.
En esta historia, a través de las dudas que marean a Margot y David, la autora nos invita a reflexionar sobre los amores idílicos, las diferencias que nos separan, las cosas que nos unen y la importancia que realmente deben tener en nuestra vida.
Eso me gustó mucho porque es ahí donde Elísabet saca de su manga una lección que nos deja releyendo un ratito su genialidad. Esa profundidad a la que llegan sus emociones y cómo cambian nuestras ideas después de leerla.
El amor es simple, nos cuenta esta historia, y sin embargo lo complicamos con todos esos temores y prejuicios que nos anudan el corazón.
Margot y David nos muestran que el amor sano es posible. Es un camino para vivir la realidad agridulce del día a día, es una receta más piola, sincera y madura. Es algo tan liviano que no se puede camuflar ni forzar.

Los personajes

David... ¡Qué bueno es encontrarte!
Es el personaje mejor logrado de Benavent. Quiero decir, está tan bien perfilado que en cada diálogo uno lo pedía ver y sentir.
Es sin dudas un protagonista diferente, porque tenía todo para ser un anti-héroe y sin embargo es quien tiene el poder de enamorar a cualquiera.
Margot en cambio no me resultó clara nunca. No le encontré carácter suficiente y al final seguí sin comprender qué quería en su vida.
Pero lo más importante es que ambos son hermosos. Cuando están juntos todo es una sonrisa, que hace cosquillas en todo el cuerpo y que se duerme con un suspiro.
David ilumina a Margot. Margot le saca brillo a David. Ellos juntos son vida. La vida del amor, como aprendí a través de Giselle Mazzeo en su libro. (Busquen "Sos la vida de mi amor" y me cuentan)
El problema es cómo está planteada la historia y tal vez fue el modo más perfecto de Benavent para cerrar el cuento.
Porque a veces nos perdemos entre los miedos, a veces las inseguridades nos alejan de la luz que tan bien nos proyectó un encuentro, tal vez damos mil vueltas sin poder animarnos a tomar la más importante decisión de nuestras vidas.
Pero en ese nudo, David y Margot fueron la pareja más perfecta. Esa que es un tesoro difícil de encontrar donde todo fluye libre y sano. Donde todo se puede hablar, vivir y sentir. Para mi gusto les faltó convicción. Hubo una duda, un miedo, un prejuicio que no les dejó ver tan claramente lo que proyectaron en las playas del mediterráneo.


En resumen,

No sé si esta fue una historia que tenía poco para contar o una gran historia de la que se contó poco. Creo que la mayor parte del libro son escenas de una calentura mayúscula, de confusión y frustración, de un enamoramiento cantado y poco sostén para narrarse en 640 páginas.
Es un zigzag emocional donde terminé sin saber qué les pasaba realmente a cada uno. Por momentos un relajo de infantil y por otros la evasión constante por profundizar en la historia.
De momentos aparecen todas esas cosas que uno quiere de Benavent. La explicación a nuestras dudas, la aclaración de sentimientos que vienen siempre contaminados por terceros, por  nuestros miedos y nuestras inseguridades.
El problema es que no encontré en David y en Margot la convicción con la que las historias de amor llegan en la última página.
De todas las parejas de Benavent, sin dudas esta será para mi la más olvidable  a pesar de ser los más perfectos de todos. Es que en lo personal encontré un discurso que fue el modo más imperfecto de narrar un cuento.
Pero estén atentas porque en lo imperfecto hay mucha belleza.
Te seguiré admirando Elísabet... a pesar de todo estabas vos y tu magia. Tal vez fui yo que no supe entenderlo.
Y del final sólo diré una cosa: el amor es una decisión.



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Leah está rota. Leah ya no pinta. Leah es un espejismo desde el accidente que se llevó a sus padres.
Axel es el mejor amigo de su hermano mayor y, cuando accede a acogerla en su casa durante unos meses, quiere ayudarla a encontrar y unir los pedazos de la chica llena de color que un día fue. Pero no sabe que ella siempre ha estado enamorada de él, a pesar de que sean casi familia, ni de que toda su vida está a punto de cambiar.
Porque ella está prohibida, pero le despierta la piel.
Porque es el mar, noches estrelladas y vinilos de los Beatles.
Porque a veces basta un «deja que ocurra» para tenerlo todo.

Hay autoras que son la dosis asegurada de determinadas sensaciones. Alice Kellen por ejemplo, me garantiza una inyección de sensibilidad dulce de esas que regeneran el alma.
Y "Todo lo que nunca fuimos" reafirmó mi teoría. 

Mis sensaciones


En esta oportunidad, Kellen nos propone una historia de amor que tiene condimentos clásicos del conflicto romántico pero narrado en un lenguaje moderno y tan fresco como los otros títulos con los que esta autora me conquistó.
En esta bilogía, el amor imposible o prohibido tan usado como hilo en las novelas, se desarrolla dentro de un contexto especial.
Por un lado, Axel y Leah, los protagonistas, son prácticamente familia. Sus padres eran dos matrimonios amigos y como tales criaron a sus hijos a la par. Es por eso que Axel es el mejor amigo de Oliver, el hermano de Leah, la pequeña que le llegó al corazón desde el día en que nació.
Por su parte, ella creció guardando en secreto el amor que sentía por Axel... El el chico que le llevaba diez años de ventaja y que la comprendía con sólo una mirada.
Hasta que la tragedia marcó la vida de los protagonistas y todo cambió.

Fue cuando en un accidente automovilístico mueren los padres de Leah. Ella sobrevivió al choque pero quedó rota por dentro. Su último año escolar quedó pendiente y su recuperación sólo fue aparente. Las heridas externas sanaron pero el dolor del alma se hizo llaga. Para completar el cuadro su hermano tuvo que marcharse durante un año por razones laborales y decidió dejarla al cuidado de Axel.

El discurso

Esta historia es la primera parte de una bilogía llamada "Deja que ocurra". Este primer tramo está narrado a través de las voces de los protagonistas y con capítulos muy cortos. A lo largo de las cuatro estaciones que tiene el año, Alice Kellen le pone voz a los sentimientos de Axel y Leah, alternando los puntos de vista que guían el discurso.

Casi como si se tratase de un diario íntimo, escrito a dos voces, "Todo lo que nunca fuimos" se caracteriza por un tono tan melancólico como tierno.
En esta etapa de la bilogía, la autora nos invita a descubrir lo que cada uno de los protagonistas vivió en ese año de convivencia inesperada. Durante doce meses, mientras los árboles pierden sus hojas o los jazmines florecen, ellos tuvieron que volver a reconocerse desde un nuevo lugar.
Diez años de edad parecieran ser la diferencia que los separa pero en realidad, la barrera que hay entre ellos es justamente la familiaridad, la amistad, el conocerse hace tanto tiempo, el amor, el respeto y la opinión de los demás.

En lo personal, no me gusta mucho este modelo narrativo donde siempre siento que me perdí un día en la historia pero en esta oportunidad me resultó exquisito.
Alice Kellen rescata los momentos más importantes en ese año que Axel y Leah vivieron juntos y los hilvana hasta formar un relato fluido que no muestra saltos en el tiempo. Es el cuento de lo que se necesita decir y de los hechos que dieron vida a esta historia de amor.
El final queda abierto y se desarrollará en el segundo libro de esta bilogía titulado "Todo lo que somos juntos".

La pluma de Kellen tiene la dulzura impresa en cada letra y una capacidad descriptiva de las emociones que me lleva a un viaje muy sentimental e íntimo durante la lectura.
Me gustan las autoras que enlazan palabras como si estuvieran revolviendo caramelo líquido pero que también, saben contarnos el dolor de un modo tan tangible que la empatía logra ser el motor de la lectura.

"Todo lo que nunca fuimos" nos propone un tema que si bien no es común a todo el mundo, podemos encontrar hilos que a todos seguramente nos han tocado de cerca. Sentimientos y emociones que hemos transitado y nos llevan a empatizar con los protagonistas de un modo muy sencillo y con mucha emoción. 
Pero además, la autora logra crear climas y situaciones de un modo tan reales, que se vuelven cercanas aunque el tema nos pase por al lado. Con Alice Kellen, de pronto en un capítulo se nos viene encima y nos atraviesa el corazón.

El tema y los personajes

La resiliencia, el duelo, el amor imposible, la muerte, la familia... todos estos temas se encadenan formando un cuento precioso.
Podemos verla como la historia romántica de los amores imposibles o quedarnos con lo conmovedor de una pérdida.
Pero Kellen va un poco más hondo, y pone todos esos temas en una misma canción, en un mismo poema, en un mismo beso... Nos muestra el amor desde todos los ángulos y la necesidad de renacer cuando el corazón se nos rompió un día.

Amé a los protagonistas.
Él es un adulto independiente de 29 años que ama la libertad, el surf y la soledad. Ella, una joven que está terminado el último año del colegio. Ese año que no pudo terminar a tiempo porque el destino arrasó con sus planes.
Cuando Axel recibe en su casa a la hermana de su mejor amigo, no pudo imaginarse el huracán  emocional que se desataría.
El primer golpe lo sintió como una trompada en la boca del estómago y fue cuando descubrió el esfuerzo que hacía Leah para no volver a sentir la vida nunca más.
Desde el accidente que se llevó a sus padres, la joven mantuvo el dolor atrapado en su garganta. Expulsarlo lo sentía como una traición hacia los que tanto amó y tragarlo le resultaba imposible.
Entonces puso su corazón en pausa, su respiración se volvió imperceptible y la luz de sus ojos se apagó.
Para Axel que la conocía de toda la vida, verla en esa agonía le resultaba inadmisible y doloroso a la vez. Entonces decidió empujarla lo suficiente como para correrla de ese lugar en el que había quedado atrapada. En la pena más solitaria: el duelo.

Como crítica diría que me costó ver a Leah como una joven de 19 años y por momentos olvidaba completamente la diferencia de edad que existe entre los protagonistas.
Ambos son hermosos y en cada capítulo lograron llegarme al corazón. Cada uno tiene párrafos en esta historia donde la profundidad con la que describen los sentimientos logró conmoverme.
Algo para destacar es que ninguno de los dos me resulto obvio. Ambos me fueron sorprendiendo a lo largo de la historia y me rendí ante ellos.

En resumen,

Alice Kellen tiene una forma de narrar los cuentos que es muy realista. No anestesia ni adorna el romance con escenas melosas o cinematográficas. Ella va directo al punto donde la piel nos pica, la herida arde o donde la panza se alborota, pero logra hacerlo con un estilo tan precioso que nos contagia todo el romance del cuento. Y eso es lo que más me gusta de ella.
A través de Leah y Axel, la autora nos cuenta todo lo que una pareja puede llegar a ser si se animan a vivirlo. Todo lo que podrá ser más amargo o más dulce si elegimos o no apostar por lo que en el fondo sabemos, nos habita inevitablemente.
Durante un año Leah deberá recordar cómo se es feliz y Axel la irá empujando hacia ese lugar que tanto teme volver. Porque cuando el amor está atrapado en la garganta, solamente un grito puede liberarlo.
"Todo lo que nunca fuimos" es un relato que se asemeja bastante a un nudo en la garganta y nada es más preciso que eso para describir esta historia.
Por momentos se me hizo larga y la ansiedad me dominó, pero en otros tramos, cuando el curso del relato adquirió velocidad, necesité que todo fuera más lento. Para atesorarlo, para saborearlo, para disfrutar la ternura y el romance antes de que el final, bastante amargo, me dejara frustrada.
Pero no me alarmo, sé que viene una segunda parte y que Alice Kellen no va a dejarme sin el final feliz que todos los que arriesgan merecen.



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