Febrero de 1736. El padre Ursus, superior de la misión jesuítica de San Ignacio Miní, navega por el río Paraná junto a su protegido, un niño de cinco años, Aitor Ñeenguirú. Ordena a los bogadores que detengan la balsa al escuchar unos gritos desgarradores provenientes de la orilla. Descubre que se trata de una joven mujer de origen europeo, que acaba de dar a luz a una niña. La muchacha muere, pero la niña está con vida, por lo que se apresuran a llevarla a la misión, donde la bautizan como Emanuela.
Así comienza esta potente e intensa historia de amor y de aventuras entre Aitor, séptimo hijo varón de la familia Ñeenguirú, el maldecido del pueblo, señalado y discriminado como el lobisón y Emanuela, la bendita de San Ignacio Miní, a quien llaman “la niña santa” por sus poderes para curar a la gente y a los animales.
En el marco de la colonización y la evangelización del sur de América, con un compacto abanico de personajes secundarios bien perfilados y con una apretada trama que nos lleva a recorrer la vida y las costumbres en las misiones jesuíticas, Florencia Bonelli, la reina de la novela histórico-romántica, nos entrega su nueva y apasionante historia que, una vez más, provocará el entusiasmo y la celebración de sus miles y miles de lectores.
Como ya les fui adelantando en las redes sociales, me costó mucho terminar este libro. Creo que de todos los que leí fue el que más tiempo me llevó.
Si analizamos que la trilogía Caballo de Fuego o la de Tatiana y Alexander, las devoré en un fin de semana, podemos deducir que no se trató de una incapacidad para leer a un ritmo más veloz.
Es que simplemente no me gustaba nada del libro.
Para mi fue una desilusión enorme sentir esto teniendo un libro de Florencia Bonelli en las manos. Es de público conocimiento que soy ferviente admiradora de sus obras y muchas de mis seguidoras han descubierto sus libros debido a mis recomendaciones y la admiración que siempre declaro por cada una de sus obras.
La historia
Jasy es la primera parte de una trilogía que narra una historia casi biográfica de dos protagonistas muy particulares. Se trata de Aitor y Jasy,
Desde el momento en que Jasy nace, Aitor desarrolla una conexión con la niña que le despierta un instinto de posesión que, en lo personal, me resultó chocante.
A medida que la autora narra el paso de los años, somos testigos del crecimiento de ambos niños y paralelamente, descubrimos las costumbres indígenas y el trabajo de las misiones jesuíticas en el contexto de la colonización española.
Emanuella, es una joven de origen español, a la que Aitor llama "Jasy". Desde su nacimiento, le adjudican el poder de la sanación por lo que es conocida como "La niña santa". Por su parte, Aitor es el séptimo hijo varón y sobre él cae la profecía del lobisón.
El carácter indomable del niño y su espíritu combativo no ayudan a desmitificar esta creencia popular y termina creciendo siendo víctima del rechazo y las habladurías del pueblo.
Jasy en cambio es idolatrada por los habitantes de la misión y confia plenamente en Aitor que la protege desde el día en que nació.
A medida que van creciendo, el vínculo entre estos niños se afianza más y lo que al principio era una inexplicable conexión se transforma en deseo y el sentimiento de pertenencia marcan su destino.
Mis sensaciones
Antes de compartir lo que sentí con este libro, quiero aclarar que "Leyendo Ando" no es un blog que se dedique a hacer un análisis literario de las obras. Simplemente, me gusta compartir con ustedes lo que un libro me dejó y las sensaciones que experimenté con su lectura. Lo hago con el mismo interés que me despierta leer las sensaciones de ustedes frente a un libro.
Es un intercambio que le da al blog un carácter único y lo que me hace quererlo tanto.
Como ya sé que muchas fanáticas van a indignarse con mi reseña, les pido que respeten este espacio y el fin del mismo, recordando siempre, que cada lectura se ve afectada por muchos factores subjetivos.
Pero también, las que ya conocen mis gustos, pueden tomar como referencia lo que sentí al leer "Jasy".
Compré el libro el mismo día que se publicó y estaba ansiosa por comenzar la lectura pero lo primero que sentí es opresión.
Desde el comienzo, la historia me transmitía frío, sueño y todas las páginas tenían un color gris. Si tuviera que graficarlo diría que "Jasy" para mi es un día gris y lluvioso, cargado de humedad.
Otra de las sensaciones más potentes que experimenté es el rechazo hacia Aitor y su vínculo con Emanuella.
Es la primera vez que me pasa al leer una historia de amor y es poco ideal que el protagonista me genere tanto rechazo.
El ritmo de la historia me resultó denso y pesado, sin conflictos potentes que me estimularan a seguir leyendo.
Es por eso, que "Jasy" es el libro que más tiempo me llevó terminar en mi vida, y en muchos momentos estuve a punto de abandonarlo.
Ahora vamos por partes...
El discurso
Como siempre, la pluma de Florencia Bonelli es impecable.
Destaco por sobre todas las cosas, el poder que tiene esta autora para volcar el vocabulario de la época y de la cultura descripta en cada uno de sus párrafos.
También es perfecta la investigación que la autora realiza antes de comenzar una historia. Y esto es algo que marca todas las obras de Bonelli.
En sus lecturas uno aprende, se informa y descubre, pero en esta oportunidad, me resultó muy pesado y por momentos parecía un manual escolar.
La trama se desarrolla muy lentamente, y la descripción detallada del paso de los años, le dan a la historia un tinte biográfico.
Esto debilitó los conflictos, que van apareciendo y desapareciendo según pasan los años y le quitan ritmo a la lectura.
El tema
El eje central de esta historia gira sobre la vida de los protagonistas en su primera etapa de la vida. Desde el nacimiento de "Jasy" hasta su ingreso en la adolescencia.
Sobre esta línea de tiempo, la autora describe la cultura de los indios guaraníes y el trabajo de los misioneros jesuitas en el territorio del Virreinato del Perú.
Pero como todo el libro tiene un eje cronológico, son muchos los temas que aparecen en la historia. El punto de inflexión transcurre cuando Aitor comienza su despertar sexual y sus sentimientos hacia Jasy adquieren otro significado.
Allí la historia comienza a tener un sentido romántico que en lo personal no me conmovió y las vivencias de los personajes, narradas previamente, le dan un marco único a su historia de amor.
Aitor es el estigmatizado del pueblo y Jasy, la benerada por todos. El lobisón y la niña santa, que desde el momento en que se conocieron tienen un vínculo blindado e íntimo, deberán luchar por su amor.
Los personajes
Como es habitual en las novelas de Florencia Bonelli, los personajes son muchos y así como sucedió en la trilogía Caballo de Fuego, podemos sentirnos un poco mareadas ante la cantidad de nombres, en especial los indígenas que son tan particulares.
Pero sin dudas los protagonistas son Emanuella (Jasy) y Aitor.
En mi opinión, la composición de los personajes es lo más importante de un libro y en esta ortunidad no logré empatizar con ninguno de ellos.
Emanuella es un personaje muy inocente y sumiso, en cambio Aitor es posesivo y sagaz.
En un principio la inocencia de Jasy es coherente con su corta edad, pero a medida que el personaje va creciendo estas características se acentuan y comienzan a chocar con la personalidad con la que la autora dotó a Aitor.
Si bien los personajes se llevan sólo cinco años, el ingreso de Aitor a la adolescencia le da una ventaja sobre Emanuella que sigue mostrándose aniñada y ajena a el mundo de los adultos.
Es por esta razón que cuando Aitor comienza a sentir deseo por ella, no pude evitar sentir rechazo por su vínculo.
En cierta forma sentí un abuso de poder sobre la niña por parte de Aitor y más que una relación romántica la viví como un vínculo opresivo y poco sano.
Otra sensación que tengo luego de leer esta historia, es que no importa en que época histórica transcurre la historia construida por Bonelli, en todos sus personajes masculinos encontramos las mismas características. Hombres posesivos, celosos y demandantes.
Claro que sigo amando a Roger Blackraven y a Eliah Al Saud, pero en el caso de Aitor solamente pude sentir rechazo.
Me resultaba un hombre molesto, que no hacía más que presionar y aprovecharse de la inocencia de una niña que parecía no tener otra opción que corresponderle.
En resumen
Esta historia que supuestamente es de amor, a mi me despertó otras sensaciones. Sentí la manipulación del personaje masculino sobre la protagonista, el mal uso del poder y de la confianza que ella le entregaba y una relación que más que romanticismo tenía tintes abusivos que me incomodaban.
Además, me aburrió completamente. Para mi fue leer la biografía de un protagonista que me generaba rechazo y poco me importaba cómo seguía su historia.
Es una desilusión muy grande porque no sólo amé todas las historias escritas por Bonelli, sino que admiro infinitamente su manera de escribir y construir historias.
Lamentablemente, esta vez no me gustó pero sigo creyendo en su riqueza como autora y admiro su exquisito poder narrativo,
Durante toda la lectura me pregunté cómo iba a hacer para leer los dos libros que faltan para terminar la trilogía y sinceramente, no creo que lo haga.
Espero que a todas las que hayan comprado este libro les haya gustado y se hayan sentido enriquecidas por esta historia. Tristemente, a mi no me pasó.
Le doy un poco más de dos estrellas y ese plus se debe a la brillante escritura de Florencia Bonelli, que no sólo compone los párrafos de manera impecable, sino que dota de un vocabulario soberbio cada una de sus novelas.
A veces la calidad es intachable, pero simplemente, no logramos sentir la historia.
Le doy un poco más de dos estrellas y ese plus se debe a la brillante escritura de Florencia Bonelli, que no sólo compone los párrafos de manera impecable, sino que dota de un vocabulario soberbio cada una de sus novelas.
A veces la calidad es intachable, pero simplemente, no logramos sentir la historia.