Niyomismalose - Megan Maxwell

Con veinte años una cree en princesas y en amores para toda la vida. Eso le pasó a Nora. Se enamoró de Giorgio y se casó con la idea de que había encontrado su verdadero amor.
A los cuarenta años ese supuesto amor, al que Nora había cuidado y ayudado a ascender en su carrera, sin pensar en el daño que le puede ocasionar, la deja por una mujer más joven y comienza una nueva vida. De pronto Nora se ve vieja, gorda, con hijos, desfasada, sin trabajo y, lo peor de todo, cree que su vida ha terminado.
Pero gracias a su mejor amiga, que es la positividad en persona y que la anima a asistir al gimnasio y a retomar las riendas de su vida, todo cambia. De pronto Nora abre los ojos y se da cuenta de que a pesar de que Giorgio la ha dejado, ¡sigue viva!
El destino, ese gran caprichoso que a veces nos amarga o nos endulza la vida, le depara a Nora muchas sorpresas. Sorpresas, amores e ilusiones que nunca imaginó.

Si algo me sorprende siempre Megan Maxwell es lo ocurrente que es para los títulos de sus novelas y cuando me encontré con “Niyomismalose”… la verdad, no sabía qué pensar y me encontré con esta grata sorpresa:

La historia

Comienza en Venecia, el día en que Nora se casa con Giorgio. A su lado está su amiga-hermana Chiara, quien con anterioridad se casó con Ernico, el hermano de su futuro cuñado.

Así en las primeros capítulos Maxwell nos muestra el revés de la trama de este pintoresco cuadro romántico en el que dos casi hermanas se casan con dos hermanos. El primer hilo que vemos detrás de la trama es la suegra de ambas, una bruja sin corazón que no deja atormentarlas con sus destratos, luego viene el resumen de los primeros años, los hijos que ambas tuvieron, la mudanza a Madrid, las deudas de juego de Ernico, el alejamiento de Giorgio y cuando nos queremos dar cuenta, ya pasaron 20 años de aquel día en que Nora juro amar a su marido hasta que la muerte los separe.

Pero no todo estaba en manos de Nora. Un buen día Giorgio la dejó y se fue con una muchacha de 25 años tirando por la borda toda la vida que su esposa había intentado construír.

Nora sintió que iba a morir, pero el apoyo de sus hijos y sus padres, más el constante soporte que su inseparable Chiara le brindaron comenzó a reconstruir su vida.

En el medio de la novela, y digo literalmente en el medio, aparece una historia relacionada con el crimen organizado y un policía encubierto se infiltra en el club al que las amigas concurren, para investigar una serie de robos que pueden estar relacionada con los mafiosos a los que persigue.

Ese policía es Ian, un morocho de ojos negros que quedó impactado al ver a Nora por primera vez. Su melena pelirroja lo tenía embrujado y ella estaba cautivada por el mismo sentimiento.

Pero Nora no podía permitirse un romance con él. La diferencia de edad la aterraba, era once años menor que ella, una mujer de treinta y nueve años, con un hijo de veinte y un marido que la había abandonado por una mujer más flaca y más joven.

Fue Ian el que se encargó de demostrarle que la diferencia de edad no importaba, que la quería como no la había sabido querer un hombre doce años mayor que ella y que en la vida hay que vivir para ser feliz.

Mis sensaciones

Seguramente si esta historia la escribiera otra autora, no generaría las sensaciones que “Niyomismalose” despierta.

Megan tiene el don de convertir lo cotidiano en original y lo pequeño en grandeza.

¿Cuántas Noras conocimos a lo largo de nuestras vidas? Yo al menos desde pequeña… recuerdo un amigo de mi padre que un buen día apareció con una jovencita y cuando pregunté por su esposa me mandaron a dormir. Con los años entendí y hoy recuerdo con muchos chistes las caras de mi madre…  

Megan Maxwell con su característico estilo, sus toques de humor y espontaneidad nos lleva a reflexionar entre risas los temas que no deberíamos olvidar nunca.

En esta novela, los pilares básicos de una pareja se exponen bajo la lupa; la confianza, el respeto, los valores y fundamentalmente: la reciprocidad.

(...)
—¿Esa es Manuela?
—Sí —asintió Valentino.
—Tiene cara de rata, la muy pija  —criticó Chiara con sarcasmo—. El conjuntito que lleva es de Armani, y las zapatillas son de Valentino.
—Y el bolso de Prada —susurró Nora sin mirarla.
—¡Madre mía, chicas! —rió Valentino al escucharlas—. Sois terribles.
—¿Sabes, cielo? —dijo Nora—. Yo misma compré ese bolso el año pasado. Pensé que era para la secretaria de tu tío.
—¡Será cabronazo! —masculló Chiara mirándolo con más odio—. (...)

Humillada, usada, burlada, estafada.. Así se sintió Nora al ver llegar a la amante de su marido con la cartera que ella compró. Trato de evitar spoilers siempre, pero este extracto es sólo un detalle que describe el escenario. Nora dedicó su vida a la familia, intentando conciliar, reemplazar las ausencias de Giorgio ante sus hijos y tratando de ser la mejor esposa. Tal como su estructurada madre le había inculcado.

Por suerte, no estaba sola y su fiel amiga Chiara la empujo a ponerse de pie, sin depender de su esposo. Nora lo hizo sin imaginar que con el cambio y la independencia llegaría la felicidad y con ella, el amor.

Permitirse ser feliz.

Nadie en la vida nos puede comprar la felicidad y nadie nos la regala tampoco. Esta en nosotros mismos buscarla, encontrarla y explotarla.
En esta novela Megan nos cuenta a través del personaje protagónico los miedos y los prejuicios que muchas mujeres tenemos.
El marido de Nora podía estar con una mujer veinticinco años menor que él pero ella no podía permitirse vivir una historia de amor con un hombre once años más joven, pero más maduro que cualquier otro.
Esa fue la dura tarea de Ian, que tuvo que romper uno a uno todos los prejuicios que Nora interponía entre ellos.

Al final, esta novela es la historia del volver a empezar, de permitirse ser feliz y hacerse cargo del camino que uno decide transitar.
Una segunda oportunidad que es una revancha para estas dos amigas a las que el amor les debía una.

Los personajes

Como es característico en Maxwell, son muchos y por momentos siento que estoy en una cena navideña rodeada de familiares, pero en esta novela mucho más. Hay familia por todos lados. La sangre italiana domina el relato y entre España e Italia, con una escala en Escocia, las páginas desbordan de personajes exquisitos.
Dentro de los personajes protagónicos hay una marcada y profunda evolución de los mismos.
Las amigas, Nora y Chiara, que viven sus vidas en espejo, sufren el sacudón de encontrarse otra vez escribiendo su historia desde cero y otros deben aceptar los cambios que ellos mismos provocaron.
Ese es el caso de Giorgio, que a lo largo del relato sufre un aprendizaje doloroso y merecido.
Y aquí rescato el profundo amor de Nora por su familia, los valores que tiene arraigados en su alma y que la hacen noble, generosa y sensible.
Ian es obviamente el personaje más adorable dentro de esta obra coral. Es un hombre con todas las letras que demuestra una y otra vez que la edad está en el alma y no en el año de nacimiento.

Pero los protagonistas absolutos de esta novela son la amistad, el perdón y la familia porque sin ellos, ni lo bueno ni lo malo de esta historia, podría haberse contado.

Mientras escribo esta reseña pienso por qué son tan extensas mis palabras cuando hablo de un libro escrito por Maxwell y creo que es por la cantidad de sentimientos y emociones que esta mujer explora en sus novelas que como en este caso, entre risas y diálogos chispeantes, con personajes insólitos y ocurrentes, logra tocarnos la fibra más íntima.
Megan demuestra una vez más que la profundidad no se logra necesariamente con climas fríos y sobrios y como ejemplo de eso, elegí este diálogo que me llegó al corazón por su simpleza y su sabiduría.

—Tú y yo hace años que no compartíamos nada, excepto a nuestros hijos. Y aunque creas que es imposible, el que me enseñó a vivir sin ti fuiste tú.

—Nora.

En resumen:

Disfruté mucho de esta novela que me emocionó mucho y me hizo reflexionar mucho más. Pareciera que Megan quiere enseñarnos a crecer y a amar mejor, sin que nos demos cuenta de que nos está dando una clase importante, y así, entre risas, climas alegres y relajados, y sentimientos que irrumpen hasta hacernos lagrimear, crecemos un poquito más, mirando en profundidad esas historias que vemos sin ver, casi a diario.
¡Disfruten esta entretenida y dulce historia!